miércoles, 9 de mayo de 2012


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La obra se trató de “el darse cuenta”, el darse cuenta de cuando hacemos el “loco”  pero no de pastillas ni de litio, si no del loco vergonzoso.  Ese que dice frases como “my feelings are intact” mientras  el personaje principal que está en frente baila y ríe en su tumba preguntándose y comentando al mismo tiempo…” ¿en qué momento este error pensó siquiera en tener una mínima posibilidad?”  “ ¿O es que acaso vivimos en realidades distintas?”  Y nunca se habló de dignidad ni de nada por el estilo…eso nunca existió. Se habló de “él darse cuenta”  el de asumir, el de ver con claridad incluso lo que está bajo el agua. El dejar de auto convencerse y ver rollos de películas inexistentes en la cabeza, como una sonrisa o hasta la más insignificante palabra que le daba esperanzas.  El no reconocer que ni aunque naciera de nuevo existiría esa esperanza que busca. Mientras todos los actores a su alrededor lo ven, el personaje secundario no. El actor principal confesó que ha sentido lástima, en otras ocasiones asco y pena, pero no niega que en muchas oportunidades rió junto al pueblo.  La obra concluyó cuando el actor principal nos relató “su reflejo en el espejo es el que me aleja, el que no me gusta y eso jamás cambiará”  Y el que hacía el loco había estado con audífonos y con los ojos vendados todo el tiempo, hizo el papel de “ahueonao” no quiso darse cuenta, fue personaje secundario y así como todos los que no ven bajo el agua, fue olvidado, despedido y dejó de aparecer en las siguientes obras.

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